2/5/11

456 - Robinsón


Podría haberse llamado así, Robinsón, pero tenía nombre de personaje bíblico.

Cuando llegamos a aquel punto, descendimos al río y cruzamos al otro lado. Por su puente, puente apoyado en grandes pilastras de cantos rodados, de arenisca, del lecho del río, sobre las que dormían dos largos troncos, de sus árboles de ribera. Digo dormían, que habrían de ser despertados de su sueño un par de veces al año, con las crecidas, para que las aguas de su río se los llevaran a despertar en el mar.

La bajada, desde la carretera, fue abrupta pero al otro lado del río nos esperaba una gran pradería, verde como de esmeraldas sembrado, ribeteada por sus fresnos y abedules en la orilla, y robles y castaños, en el lado opuesto. Más arriba comenzaban las hayas.

Andábamos por el filo de las últimas hierbas cuando se acercó a nosotros. A su saludo respondimos, y añadimos ¿podemos sentarnos en el borde de este prado? Sabíamos perfectamente que, donde nosotros veíamos hierba, él veía alimento. Más arriba, unas vacas lo esperaban. Eran sus vacas, y por lo que ya me habían contado otras vacas, no les gustaba la hierba pisoteada. Y tal vez fuera por eso, percibiendo él nuestra sensibilidad, que tuvimos la empatía necesaria para el principio de una buena amistad.

Era algo excepcional. Su fortaleza era increíble. Una vez lo vi parar, con su pecho, a un gran caballo percherón. Pecho contra percherón, aunque éste empujara, él no se movía. Pareciera que sus pies descalzos, provistos de enormes dedos, hubieran echado raíces hasta un infinito profundo. Sí, pies descalzos que, más tarde, tuvimos la oportunidad de ver sobre toda clase de terrenos y condiciones.

Nos despedimos.

Nos sentamos en el borde del prado, a un metro del río, y nos dispusimos a comer, a la sombra de los fresnos, en aquel caluroso día de verano. Mientras, el río seguía su curso sin hacernos caso. Cantarín, que era un río en su tramo inicial, no como cuando discurre lentamente, ya próximo al Cantábrico, apesadumbrado, queriendo demorar su llegada, haciendo numerosos meandros y tratando de esquivar su inevitable contacto con otras aguas… saladas.

Habría de contarnos, más tarde, como metiendo la mano entre las raíces de los árboles que se bebían el río, con la palma hacia arriba y los dedos encogidos, acariciaba a las truchas que allí moraban. Un rápido movimiento y ya eran truchas esperando un poco de beicon y una sartén. Cangrejos, autóctonos, también. Habría de contarnos, asimismo, como las nutrias retozaban en los pozos formados alrededor de su rudimentario puente, nutrias que nunca tuve la fortuna de ver.

Habría de contarnos, también, cómo el río, alimentado por el desnieve primaveral, se llevaba no sólo el puente sino también parte de su pradería. Y no entendía, era incapaz de entender, que la Confederación Hidrográfica no le permitiera recuperar el terreno perdido, ni siquiera reforzar y proteger su propiedad contra la siguiente crecida. Lo contaba y le dolía.

A nuestra espalda estaba su casa. Nos fijamos en ella. Pequeña, muy pequeña. Construida con piedra caliza de la zona y encalada. Blanca, muy blanca, con los bordes de las minúsculas ventanas pintados de un rabioso color amarillo chillón. Ventanas en color azul eléctrico. Grandes lastras de pizarra eran su tejado, en el que una pequeña chimenea desafiaba al viento que bajaba encajado por el río. Blanca con los bordes ennegrecidos, de la que salía una tenue columna de humo, vertical. No hacía viento, ese día, ni siquiera algo parecido a una brisa. Era Agosto y los altos prados ya estaban agostados. Agostados, sonora palabra que cuenta historias de segadores luchando contra el tiempo.

Era algo excepcional. Una vez lo vi entrar en su pequeño cercado dedicado a las abejas. Docenas de ‘dujos’, troncos de castaño ahuecados, colmenas ecológicas, rodeaban todo el recinto. A brazo y pecho descubierto, rodearse de miles de abejas, tomar un puñado de ellas y metérselas en la boca. Así, con ellas en la boca y en las manos, venir hacia mí para que comprobase que no le hacían nada. Tampoco a mí me lo harían, mientras con él estuviera, eso decía. Eso decía y eso sucedía, y no dejaba de asombrarme el verme rodeado de ellas, recorriendo mi cuerpo. He llegado a pensar que conocía a todas por su nombre. Los pastores, lo hacen con sus ovejas ¿no podría hacerlo él con sus abejas?

Cómo si hubiera estado esperando el momento, cuando terminamos de comer, se nos acercó para invitarnos a tomar café en su casa. Aceptamos.

Era algo excepcional. Una vez le vi cargar grandes lastras de pizarra, para hacer un camino. Subir al monte y bajar con ellas hasta la casa, continuar bajando hasta el río, atravesarlo por su puente sobre cantos rodados, y subir, finalmente, a la carretera, para cargarlas en mi coche. Pero eso sucedió pasado un tiempo, cuando ya éramos entrañables amigos. Era algo excepcional, una especie de Goliat, bien parecido, con una corpulencia en la que los músculos se dibujaban justos, en sus debidas proporciones, fruto de un ejercicio duro pero equilibrado


Los ciento cincuenta metros que nos separaban de aquella modesta vivienda fueron el equivalente a un traslado a un mundo autárquico, alejado de cualquiera de las realidades hasta entonces conocidas.

Descalzo, menos aquella vez que lo llevé en coche a un pueblo cercano, donde vivía un primo suyo al que hacía años que no veía. Brillaban sus acharolados zapatos, de esos en los que un lazo quiere trepar hacia el empeine. Lo recuerdo saludando, con la ventanilla abierta al máximo, a todos los convecinos que iba encontrando en el camino.

Ella. Ella era menuda, muy menuda e inquieta. Era todo actividad en aquel reducido espacio llamado cocina. Su ropa era tan ilocalizable en el tiempo como extremada era su limpieza. Rubia, muy rubia para una tez morena, muy morena. Hacían pues una extraña pareja, a la que detenidamente observaba mientras los ojos de él se licuaban cuando ella le dirigía cariñosas palabras… o los ojos de ella se redondeaban cuando le oía hablar y contar aquellas viejas historias que, seguramente, había oído muchas noches a la luz de un carburo, cuando no de las brasas de roble y castaño.

La leche era fuerte, espesa, recién ordeñada para el momento. El café, recién molido en una pieza casi arqueológica, un molinillo digno de dormir en una vitrina de cristal en un museo etnográfico. El azúcar… en su azucarero, como debe ser, un vaso de cristal, de duralex ®, con una tapa tallada en madera de boj en la que había un ovalado rebaje por el que asomaba una cucharilla de plata, que ella, en rápidos movimientos, rellenó de un paquete guardado en una caja de lata, en la que se reconocía la inconfundible tipografía de colacao ®. Aquella tapa de boj tenía una filigrana, con extraños símbolos, a modo de adorno.

Aún cocinaban en el suelo, casi en el suelo. Tres grandes y espesas lajas de pizarra, unas sobre otras, mantenían brasas sobre las que se apoyaban varios trébedes. A un lado, unos grandes troncos de roble y castaño, cortados a hacha, esperaban su momento, que por historias contadas por cenizas a sus pies, sabían que habrían de llegarle antes del invierno. Bajo la ventana azul eléctrico, encintada de amarillo chillón, había una fresquera en la que bailaban escasos productos. En el antepecho, varios frascos de miel, una cesta de alambre llena de rubios huevos, y varios platos llenos de cerezas. El verano venía rojo color esperanza cargado de cerezas rojas y moradas. Todavía quedaban muchas nueces en una cesta tejida con finas ramas de avellano. En un plato de loza, con los bordes descascarillados, sobre una somera lámina de suero navegan casi tres cuartos de un queso fresco que, sin problema, intuí había sido elaborado esa misma mañana. Al fondo, estábamos en la cocina, un grueso cortinón, de lado a lado de la pared, nos separaba de una estancia que parecía ser un mínimo dormitorio.

Hablamos. De todo un poco. No fueron muy curiosos pero se las arreglaron para saber quiénes éramos nosotros. Tampoco fuimos muy curiosos pero pudimos conocer su historia de amor repentino y tardío. Repentino en su aparición, tardío por los años pasados sin conocerlo.

Paseamos por los alrededores. Gallinas había por todas partes, libres como las hojas de las hayas. Conejos, ovejas, alguna cabra. Todo ello constituía su despensa viva, su moneda de cambio por otros productos en una pequeña tienda a pocos kilómetros. Por supuesto, los cerdos, en un recinto especial, lejos del resto de los animales, que seguro habrían de tener su San Martín.

Cuando nos despedimos quedó en nosotros la firme promesa de volver a visitarlos. Así sucedió bastantes veces. Era como una esponja. Absorbía toda clase de conocimientos de forma inmediata. Su inteligencia natural era… excepcional, como él. Y nosotros… nos empapábamos en los residuos de otro mundo en vías de desaparición y poco a poco íbamos entrando en otra dimensión.

Ellos y nosotros representábamos dos mundos distintos, dentro de uno sólo. Dos mundos distintos separados por una carretera y un río. Separados por la prisa y la pausa. Aprendimos que la velocidad del hombre es de tres o cuatro kilómetros por hora. Cinco o seis ya es mucho. Aprendimos que la velocidad de un mulo, el suyo, es la suficiente y necesaria como para conocer el entorno inmediato. Aprendimos que mirando al cielo se ven estelas de aviones que nos alejan de nuestro entorno para llevarnos a desconocer mundos lejanos.

Y pasó el tiempo. El tiempo siempre pasa. Un traslado y otras circunstancias nos hicieron perder ese contacto, ese regalo que el azar nos había hecho. Miro ahora hacia atrás, con pena, sabiéndome culpable. Nunca se hace todo lo posible y el paraíso se escapa.

Era un hombre excepcional y, detrás de él, una excepcional mujer rubia, muy rubia de tez morena, muy morena.



· 456 ·
Robinsón · CR 121/110502 ©
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es un recuerdo vivo, cualquier parecido con la ficción es pura coincidencia
la fotografía refleja la arquitectura popular de la zona
el río es muy parecido al verdadero


73 "j i r o n e s del c r i s t a l":

alfonso :


· Respondiendo un poco a algunas preguntas sobre el post anterior… pues no sé la respuesta. La fotografía fue hecha en el 2007 y no tengo ni la menor idea del objeto fotografiado. Es posible que Merce se haya acercado mucho y sea un macro de una tulipa. Pondré más atención en sucesivas fotos.

· Saludos y gracias por estar por aquí
CR & LMA
________________________________
·

Isabel Soriano :

Relato o ficción, me ha hecho tener envidia de la forma de vivir de esa pareja. Tal yu cómo está la vida en el "mundo civilizado" prefiero perderme y terminar mis días en una casita la lado de un río en cualquier lugar de este nuestro país.
Me ha gustado horrores.
Güichis..ñOCO.

Lola Fontecha :

He disfrutado muchisimo con la lectura, que afortunados deben sentirse cuando la "civilización" no está cerca............ Muy chulo Ñoco, gracias por compartirlo. Un beso y buenas noches

Vittese :

Comparto la opinión de Wersemei, no sé que me está pasando con la ciudad pero parece que cada vez nos entendemos menos.
Me gusta la construcción en la primer fotografía y el río vivo en la segunda.
Saludos.

María :

Me ha encantado eso de "estelas de aviones que nos alejan de nuestro entorno para llevarnos a desconocer mundos lejanos".
Genial mi querido Ñoco, genial.
Un beso de una A.CH que te admira.

Sylvia K :

Superb captures!! Thank you for sharing!

Sylvia

Anónimo :

Such rural beauty! The stones, the greenery, the water - just gorgeous!

virgi :

Robinsón me dejó una huella imborrable. Así que no sé si podrás imaginar todo lo que me sugiere tu texto.
Casi como si fuera yo parte ese mundo.
Un abrazo grande, seguro que vuelvo a leerlo.

Unknown :

Ñ, hoy no se que decirte que me gusta más si el texto o las fotos, el texto te envuelve, sugiriendo en cada renglón, ne cada frase.
....Y pasó el tiempo..-El tiempo siempre pasa- pero de vez en cuando es bueno mirar hacia atrás
Saludos.; _Muy Buen Trabajo_.

Lou :

pues que vida más sencilla....y que problemas más levadizos.

lo que no me creo, es que no hubiera curiosidad y preguntas en ese aislamiento, cuando lo que más se quiere es hablar y ser hablado.

se ve que es una historía del norte, porque así yo no describiria mi paisaje/vida rural.

bonito querido ñOCO Le bOLO, como siempre

Anónimo :

Me ha encantado tu narración, real?...ficticia?..qué más dá...retomé una amistad perdida hace 23 años, por miedo a sentirme culpable?..no. Creo que por necesidad...y el esfuerzo valió la pena..al final di con ella...al primer "hola" los 23 años se fueron de golpe...parecia ayer mismo que estuviésemos juntas...
Me has hecho recordar muchas cosas.
Besos amigo.

taio :

excelente post

Camarandante :

Dos vidas de universos diferentes que en algún lugar del tiempo cruzan sus instantes y se transforman en realidad.
Muy bueno.
La primer foto me cautivó.

Un saludo

Ohdiosa :

"Dos mundos distintos separados por una carretera y un río"...una frase tan sencilla y que dice tanto...

Me ha encantado!!

Rosario Ruiz de Almodóvar Rivera :

Los ríos siempre discurren con prisa y cantarines, son fuente de vida y tranquilidad para los que saben mirar.Has narrado muy bien tu relato.
Un abrazo fuerte.

Elena :

Un personaje que cautiva por su personalidad. Creo que ese personaje ficticio o no,lo identifico contigo. A pesar de esos mundos distintos a los que te refieres, la distancia que los separa, es muy corta o casi nula, pués el sentido de la vida es el mismo.Nuestro mundo no depende del lugar o de la distancia, o del pais en que vivas, nosotros lo construimos siempre a nuestra medida y al compas de nuestra naturaleza.
Me ha encantado el relato que lleva tu inequivoco sello. Descriptivo en los detalles pero siempre con ese estilo poetico y elegante.
Besos!

Paz Zeltia :

Era un hombre excepcional.
Y escepcional su modo de vida hoy en día.
Cautivadora la historia.
Estoy tratando de imaginarme un puente construído con cantos rodados...

L. Gispert :

Un relato precioso, lleno de pormenores rurales, que rodean la vida ejemplar de esa personaje que todos los días escucha la canción del río, la labor de las abejas y el canto de la naturaleza, con sus agradables sonidos.

Recuerdos que, personalmente, se hacen reales al leerte.

Un abrazo,

Luis.

Jesús Castellano :

Dos buenas imagenes para ilustrar ese bello texto.

Saludos.

luis :

Un texto que me lleva a recordar aquellas aventuras vividas en sueños, con la imaginación, despues de haber visto la pelicula de Robinsón.
Gracias por este texto amiho.
Saludos

Merce :

Conseguiré algun dia tener a todos mis seguidores enfrascados durante un buen rato en mi blog??? mmmm no se... voy a tener que contratarte :)

Yo descubrí la palabra "agostado" el verano pasado, cuando alguien me hablaba de como se queda el verde de los prados durante el mes de agosto. También me gusta la palabra "trébede" y es que aparte de servir para lo que sirve en tu relato, tambien se le llama así a un artilugio que llevamos nosotros para estabilizar nuestras camaras, por ejemplo en una nocturna :)

Me ha gustado leer "filigrana", "duralex", "molinillo", "lastras"...

Eso si, hubiese cambiado, "tocino" por "beicon" :)

Ay! siempre tus descripciones nos hacen aterrizar en el corazon de tus historias, uno es capaz de oir el agua del rio, sentir el zumbido de las abejas, el crepitar del fuego...

Y ya uno no sabe si la realidad es realidad o la ficcion es realidad...

alou!!!

Miguel Bueno Jiménez :

Una maravilla.
Me recuerda a mis historias de Frasquito y Dolores en el cortijo de sierra Almijara, que recogí en "Aires de sierra y mar". El texto lo tengo en internet y puedes bajarlo desde el enlace del blog, pero si me das una dirección te lo envio en papel.

Abrazos
Piedra

Angel Corrochano :

Me gusta como narras las historias, con tus palabras me introduces en el ambiente, en su espacio y lo puedo contemplar con serenidad, con mimo ...Bella metáfora de la esencia perdida.

Pero, ¿a donde nos conduce toda esta locura?. Yo no creo que el problema sea sólo de las ciudades, sino más bien el modo de vida que nos hemos impuesto, y que hemos santificado (al menos hasta antes de la crisis y de forma general) como el más idónea, el paradigma de la civilización avanzada, de la sociedad liberal, del mundo moderno.

Tal vez sea el momento de enfrentarse a esta cruda realidad ... o de escapar y desconocer mundos lejanos, ¿quién sabe?

Un abrazo

A nena do paraugas :

"Nunca se hace todo lo posible y el paraíso se escapa".

Farei un cartaz ben grande e colgareino na porta da miña gaiola, pois esta frase encerra máis do que parece e é un estímulo, tal vez, para ir sempre a máis.

O relato é fantástico, pois describe con tal mestría os ambientes e os personaxes que transporta a ese lugar e fai que se poidan tocar e ver ás persoas protagonistas.

Os meus parabéns.

E biquiños moitos.

Antonio Herrera :

En este caso no se cumple el dicho de que una imagen vale más que mil palabras. Me quedo con las palabras y prescindo de las imágenes. ¡Qué historia más bonita!, pero sobre todo que bien contada.

Saludos.

BrandNewStudio :

BeautifulPictures
GoodCreations

VolVoreta :

Estos días pasados estuve por el sur de Lugo y me acordé de tí, admirando el paisaje recordé fotos como éstas que nos regalas de vez en cuando.

Subiré alguna foto de castaños milenarios que hay por la zona de Sober.

VolVoretaSSS sɐɹәɹnʇuәʌɐ

altairbejar :

Tú y yo últimamente tenemos alguna especie de conexión... y sino mira mi entrada del día 30 de abril...

Un abrazo.

la cocina de frabisa :

Así que a las vacas no les gusta la hierba aplastada? ya he aprendido mi cosa nuevas del día, muerta me dejas con tu enorme sabiduría ;)))))

Me ha encantado y enternecido la historia que cuentas, hoy supera la foto y mira que ésta es de las que agrada ver.

bicos y buen día

El tejón :

Gracias,ñOCO, lo que nos cuentas es realidad, yo lo he visto.
Un abrazo.

maravillas :

Simplemente con mirar la foto, la invitación a leer una excepcional historia está asegurada. Estamos tan acostumbrados a sobrevivir en la rudeza inhumana del asfalto, que nos parece sublime o excepcional vivir lo natural. Estoy en estos momentos frente a esa misma decisión. Y este gusano de asfalto ha comenzado a gestar su envoltura, etapa de metamorfosis, para lograr echar a volar al bosque, como una mariposa.

Gracias, Ñoco, por tus comentarios. Un abrazo

Lito :

Ya sea experiencia o relato, bellas palabras para una forma de vida que se va perdiendo.Parecen felices, ojalá lo sean. La ausencia de prisa. lo que muchas veces ansiamos pero que no buscamos permanentemente, sólo a ratos.
Un abrazo.

Julio Dìaz-Escamilla :

El talento narrativo nos permite conocer toda ¡toda! la geografía, la fauna y la flora. A él, a ella, los elementos y todo aquel mundillo que pareciera congelado en el tiempo.
Gracias por la crónica.
Un abrazo.

Tesa Medina :

No sería capaz de vivir como el hombre excepcional de tu relato y la mujer menuda de pelo rubio y tez curtida por la interperie, sin embargo los admiro, yo que soy más de ciudad que el Metro.

Desde tu mirada atenta y curiosa observas su mundo y nos lo trasladas minuciosamente con ternura y añoranza.

Puede que todavía esté por allí, seguro que podrías empezar en el mismo punto que lo dejastéis y con muchas andanzas por contaros.

He disfrutado mucho leyéndote, ñoco.

Un abrazo,

Unknown :

otro nuevo texto con encanto, cin buenas fotos y con descripciones tan bellas y reales que casi se podrían tocar; es increible como conformas los personajes de tus historias Ñoco, los haces tan cercanos y tan familiares que pueden identificarse claramente como conocidos sin conocerlos, je. Ese es tu don Ñoco, consigues cercanía, no lo pierdas! Un abrazote

Jordicine :

Como dice mi mujer, la tranquilidad es una de las cosas más importantes de esta vida. Buenas fotos, como siempre. Un abrazo y hasta pronto.

María :

Tu Robinsón excepcional, con su excepcionalmente pequeña pero especial y llena de encanto casa, en medio de un paisaje excepcionalmente bonito, sirviendo de protagonistas a una historia excepcionalmente hermosa, en la que no simple, sencillo y ordinario se convierte en excepcional porque un hombre te causa una excepcional impresión y tú nos la has transmitido excepcionalmente bien, ÑOCO.

Y ahora excepcionalmente y si me lo permites voy a hacerte una pregunta ¿cómo has escrito una historia tan excepcionalmente larga en tu blog? es retórica no te preocupes, sé la respuesta...

Esta vez, todo era excepcional:-)


Un beso ÑOCO...

Bueno...excepcionalmente uno, dos, tres y cinco más ...piensa:-)

Me gusta volver a sentirme en casa, es una sensación agradable:))

LUIS MIGUEL, MARIA JOSE :

Tus textos son geniales emvuelven,te ponen en situación y no puedes parar de leer...esta vez las fotos son un complemento al texto.
Saludos.

maria carvalho :

Uma experiência que todo o ser humano devia de experimentar pelo menos 1 vez na vida, certeza que teriamos um mundo melhor.
Sakudos e 1 muito obrigado pelas belas paisagens e pelo texto de mestre

Cabopá :

Después de tanto comentario no me queda sitio para mi "penitencia"
1.- Buenas fotos
2.- Un relato magnifico con unas descripciones excelentes, como siempre nos tienes acostumbrados.
3.-Soy una patanatas para eso de la tecnología...tardaré lo tengo que estudiar.
4.-Gracias, gracias, gracias.
5.-Besicos murcianos...............
6.-,.....7.-........y 33.-Besicos.

PUNT 7 © :

Precioso trabajo, muy bien presentado.

johnny :

Bueno, voy a ser sincero y decirte que no he leído todo le relato, (el tiempo ), pero viendo los comentarios y tu maña literaria seguro que está a la atura a lo que nos tienes acostumbrado. Un saludo

Mixha Zizek :

Estupendo relato Ñoco, me gustó como vas describiendo el mundo de Robinson su vida y suapego a la naturaleza, buen realto y hermosa imagen, besos

Cotiti :

Saludos de USA.
nOco. Que bella historia! Reali-
dad ficcion. "who cares" No im-
porta! Que maravillosa pareja.
Que envidia.Muy cautivantes las
photos. Linda entrada!.
Love.
Cotiti.

ANRAFERA :

Las preciosas fotografías expresan y transmiten el cautivador relato que nos has expuesto...a lo "Robinsón".
Un cordial saludo.
Ramón

Marina :

"Yo quiero ser preludio de peces de colores... ¿Donde he oído yo esto? No lo recuerdo bien, pero sería interesante pasear tus montes y refrescarte en tu río.

Por donde yo vivo tb hay casas parecidas a la de tu fotografía y yo he pensado muchas veces, entrar y perderme algún rato entre sus paredes, inventar historias, ponerlas en papel, repartirlas por las paredes y sentir que estás dentro de cada una.

Tu historia, excepcional, rubia o morena.

besánganos

M. Angeles :

Unas fotos preciosas acompañadas de un texto exquisito, me ha gustado mucho leerte!!

Un abrazo!!

alma :

Vengo muchas veces porque me gustan mucho las fotos, hoy que por fin he tenido más tiempo me paré también a leer el texto que, por cierto, encantó.

Juan Carlos :

Precioso texto e inmejorables fotos. Esos edificios de piedra simples que hay por todo el norte siempre quedan bien en la foto. Pero lucen más con una pradera húmeda y las piedras relucientes por la lluvia.
Salu2

Leovi :

Magnífico relato, tienes madera de escritor... Hoy son las fotos las acompañantes de está entrañable historia, apacible y bucólica como el caserío y brava y fuerte como esas aguas rápidas. Un saludo.

ALEX :

Tiene que ser un sitio encantador. Me gusta mucho tu relato..Magnífica las dos cosas.

Un abrazo.

Te invito a visitar mi nuevo blog:
www.curiosahuelva.blogspot.com

chanclas :

Al leer tu relato pensaba en cual sería el desenlace. Parece que siempre buscamos desenlaces en cada historia.
Al terminar me ha quedado una extraña sensacion de paz. Un sentir de: "asi son las cosas y asi somos las personas".
Tan distintas y al mismo tiempo tan iguales.
Tan cercanas en el espacio y tan distantes en nuestros tiempos, nueestros horizontes y nuestras necesidades.
Bella historia la de tu "Robinson" y su rubia pareja.
Saludos

Catalina Ginard :

Nos trasladas a esa escena, a ese rio y a esa casa y a nuestro amigo ya...me encantan tus histórias, me gusta la casita...buen finde Ñoco.

Luis Calle :

Un placer leerte en esta última y refrescante entrada.
Por cierto me has recordado que tengo que empezar a pescar mis anuales cangrejos. Gracias.

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) :

El tiempo siempre pasa, pero el recuerdo siempre queda. Las imágenes me recuerdan a Galicia :) Ñosquibi cosri, lindo

Carlos Pérez :

Fantástica entrada e increible colorido
Enhorabuena
Carlos Pérez

黄清华 Wong Ching Wah :

A nice place to be at...
Happy Mother's day !

Aristos Veyrud :

Exquisito relato de una muestra de la edad de oro de la humanidad, donde los protagonistas son tan naturales como la misma naturaleza. Pocos tienen la suerte de vivir tal experiencia, graficarla y contarla.
Saludos artista!!!

Doug Hickok :

I love these beautiful and wild places with so much character. Wonderful images!

José Luis :

Un placer leerte...me gusta tu relato, me encantan tus descripciones.

Saludos.

seva :

Pues nada Ñoco; entre las fotos de la Arbencia mias, este texto tuyo y estas fotos ya tenemos el paraiso montado jeje, una preciosidad pero tus fotos no son menos, un fuerte abrazo desde Reinosa compa.

:.tossan® :

Fotos e texto se harmonizam nesta belíssima postagem! Eu queria estar lá. Abraço

.... :

Hacía tiempo que no me detenía en ese blog, pero hoy, al leer el relato, narrado con tanto talento, me ha parecido que debía dejarte un "jirondelcristal" en el que te comunicara mi admiradión.
Leo que es un recuerdo vivo, o sea una experiencia de las que se guardan en el cofre de los tesoros personales.
Te felicito.
Un abrazo,
anna

Elena :

Parejas curiosas, personas interesantes ¿qué mas se puede pedir en un texto acompañado de estas imágenes?

Un saludo

AMADO MIO :

Pasaba por aqui para saludar y me encuentro con esas fotos... que ahora mismo me copio (puedo?) en mi carpeta de favoritas. el texto lo leo mañana, que tengo prisa (perdón9 pero parece, por los comentarios que pillo al vuelo, que tiene su enjundia.
Un dolusa,

AMADO MIO :

Gracias, ñoCo!!.
Las acabo de descargar, sin problemas. Me pasma la nitidez, aunque sé que no es su principal mérito, porque si yo lograse sólo una foto hacer con ese "relieve", con ese punto de vista, y sobre todo, con ese ojo de pintor que tienes...
Un saludo

Olga Ricci :

Excepcional, como dices...
Tambien lo es tu imagen y tu emotivo relato, Ñoco!
Besossss

ruma :

Hola. Mi amigo, ñOCO Le bOLO.

Tu mensaje dulce y obras encantos mi corazón.

Le doy mi más sentido pésame para un desastre de la Región de Murcia.

La oración por la paz a todos ...

un buen fin de semana.
Estimado abrazo, procedentes del Japón.
ruma

Ignacio Santana :

Holaaaaa Ñoco!!!...qué gustazo poder volver a visitarte, amigo...aunque sabía que iba a pasarme por aquí un buen rato, y no me equivocaba, porque hace tiempo que tengo claro que tu capacidad para la escritura rivaliza con la fotográfica!!!

Enhorabuena y un gran abrazo!!! ;)

Olga Ricci :

bueno, veo que se borró mi comentario, como me pasó en mi blog...(se borraron todos)
Te reitero, bella imagen, excepcional los personajes de tu relato como tu entrada, Ñoco...
Siempre es un gusto pasearse por acá.
Besos australes!

d:D´ :

Bos días amicus:
Nueces en agosto, del pasado año, están bien conservadas en cestas "avellanas"; mas rojas cerezas por esas latitudes en el mismo augusto?.
Me gusta todo y a medida que leía iba imaginando o vello muiño de mi padre, sus prados, el puente construido por el suyo, la burra de la molienda, las ortigas y las orugas negras de las mismas; todo semejante a un mundo cercano que conocí de pequeño y al que desciendo todos los años para vivir en la máquina del tiempo que me rodea cuando estoy allí.
Breves saludos.
Deica logo amicus.

free fundraising ideas :

These all are great and wonderful place for weekend. The world 's most beautiful photograph of nature you catch and shared here. My sister is also agree that it will be perfect place for this Christmas or new year.

Esmeralda :

La nitidez de tus fotos es como la de la vida de este Róbinson.

... y es que todavía quedan muchas realidades difíciles de entender y difícil de adaptarse a ellas... una pena que vuestros caminos se separaran.

Una historia preciosa que me la voy a adaptar para mi otra realidad.

Todo un canto a la Naturaleza, la sencillez y lo auténtico.

AiRcR